El mecenas

Benigno Amor Rodríguez (Santiago de Compostela, 1937-2009) dedicó buena parte de su vida a crear y mantener el Museo Casa de la Troya. Buscó financiación entre las instituciones públicas e incluso aportó capital propio para ver cumplido su sueño.

Benigno era un compostelano comprometido con su ciudad, por la que trabajó con iniciativas tanto profesionales como personales. Consiguió que el museo fuese una realidad después de mucho esfuerzo. Logró que los descendientes de Jacobo Gil Villanueva (Don Servando en la novela), rector de la Universidad de Santiago a finales del XIX, le vendiesen el antiguo mobiliario de la familia para acondicionar la casa. Viajó en repetidas ocasiones al municipio lucense de O Incio, con el firme propósito de conseguir las vigas de castaño que en la actualidad recubren el suelo de la vieja pensión de estudiantes. Mantuvo contactos con los Antiguos Tunos de otras ciudades gallegas y de diferentes puntos de España. Todo para mantener viva una época que fue entrañable para la universidad y para la ciudad compostelana.